Practicar yoga en casa puede ser igual de efectivo que en un estudio, siempre que crees un ambiente propicio. Busca un rincón tranquilo, bien ventilado y con suficiente espacio para moverte libremente. Añade elementos que te inspiren: una vela aromática, una planta, música suave o un pequeño altar personal.
El secreto está en la constancia: fija un horario y respétalo como si fuera una cita importante contigo mismo. Con el tiempo, ese espacio se convertirá en un refugio mental donde podrás recargar energías y reconectar con tu interior.